sábado, 23 de abril de 2022

Momentos de lucidez

 La incapacidad del mundo para variar un ápice me ha decepcionado y por eso estoy deprimida.

O al menos, eso me digo yo.

Eso encubre un montón de problemas sin solucionar, principalmente, que me ha enfadado que me hayan vuelto a confundir con un hombre, que el sexo no es una cosa importante en mi vida, con lo que acceder a socializar y a relacionarme románticamente es muy difícil y que me estoy quedando sin motivos en mi vida para deprimirme y autocompadecerme.

Entonces, llegado a este punto, he pensado que tal vez podría sencillamente aceptar que me siento mal y seguir con mi vida, tratando de solucionar los problemas uno por uno, como me sugieren artículos de internet, post de instagram varios, mi psicóloga, que la última vez me dijo que la aconsejara en internet, pues es verdad que es una buena psicóloga, la recomiendo mucho.

Pero no me da la gana seguir con mi vida tal como es. Fingir que sigo adelante. Me quiero dar cabezazos una y otra vez, quiero pincharme y sangrar, llorar mucho, sentir dolor, sentir que soy una putísima mierda (adjetivo rimbombante). Resulta que aparentemente, cuando me concentro en ello, estoy aceptando que existo, estoy hablando conmigo misma, estoy dejando de ser un reflejo de un cuerpo humano.

Solamente necesito eso. Creo que mucha gente necesita solamente eso. Reconocer que al final no hay nada. Aun así, encontrar en esa tristeza una respuesta, como si dijera que, estamos todos condenados, pero que en esas barras metálicas que son nuestra mente, nuestra destrucción, nuestra vida, a veces triste, a veces no tan triste, asoma a veces algo de lucidez. Como estas líneas.




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