domingo, 1 de mayo de 2016

A mi madre (reivindicación de una hermosura) y mi propia madre

A mi madre
(reivindicación de una hermosura)
Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)»

“Poemas del manicomio de Mondragón” 1987 - Leopoldo María Panero
Gustav Klimt. Death and life. 1908-1916   
 
 A mi propia madre

Tienes una estrella en la frente y el faro parpadea

No lo enciende nadie, estamos solas y

 no hemos sido capaz de dialogar después de todo

 No sabía cómo empezar, no me gustan las cartas y 

tengo la letra torcida desde que voy andando a tientas por

 mi propia conciencia

Siempre fue así. Siempre traté de oír la aprobación y siempre

 fue suficiente. Detrás de todo eso siempre había la misma tierra dura y árida

 pero nunca estuve dentro

Tienes protesta en la frente

Está escondida entre carretes de fotografía 

 de miradas al suelo, moral, y una distancia injustificable

Eres blanca y eres verde, aspereza y tomillo

(Tienes alma de madre

  No respondiste tampoco a las preguntas del futuro 

ya llevabas una estrella)