viernes, 19 de marzo de 2021

Ojos verdes y redondos como los gatos

 Desperté aterrada porque no escuché los gallos

Ni los grillos, ni los ladridos de los perros

Hay una senda oscura que une a la noche y a la rutina

La única luz, una lámpara en forma de pingüino

Que ya no titila

Y escurren unos guantes una bayeta húmeda

Y discurren unos ojos por la verdura de la menta

Todos cuidan de un vacío que debería rellenarse

Yo misma, visualizo un cacareo imaginado

La costra auditiva de la infancia 

Imagina una higuera, una parra, un gallo