La última vez que te di la mano
atardecía y te veía tan guapo
Madrid podría ser La Dolce Vita
y es ahora un apocalipsis.
Mientras esperamos a que amaine
nos refugiamos en nuestras alas.
Pájaros a los que arrojamos
migas de pan
nuestros miedos y deseos.
Tendremos nuestra cabaña
en acantilados irlandeses
o en campanarios góticos.
Gracias por ver
lo orgánico en lo inventado.
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